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Autora: Narvaez, C.
Fecha: 19, febrero, 2008

Todo empezó con escándalo político durante la presidencia de Fernando Collor de Mello quien tuvo un papel importante en la reestructuración del Estado brasileño. Fue la primera presidencia “elegida democráticamente” marcó la desaparición de la dictadura militar, así como la transición hacia una nueva “democracia autoritaria” bajo el control directo de los acreedores y de la instituciones financieras internacionales de Washington. Pocas semanas después de la Cumbre de la Tierra en 1992, una encuesta confirmó que el presidente Collor de mello estaba implicado a través de su persona más importante de confianza y antiguo dirigente de campaña: Farías, en un negocio sucio de extorsión multimillonaria que incluía el uso de fondos públicos. Así es que mientras esto sucedía el ministro de Finanzas Márquez Moreira, se mantuvo firme asegurando que la relación de Brasil con el FMI y los acreedores comerciales era “necesaria”. Esto aseguraba sin embargo el debilitamiento del Estado junto con la inestabilidad en la bolsa y la fuga de capitales, así también sirvi+o para aumentar la presión sobre el gobierno.

​El resultado real se ve en la realidad social: la gran mayoría de la población se había empobrecido con el resultado del llamado “Plan Collor”, lanzado en 1990, tambie´n el desempleo se multiplicó, los salarios reales se habían caído y los programas sociales estaban aniquilados. Un resultado que encuentro bastante cínico y paradójico es que la inflación etaba en más del 20% mensual y esto cómo resultado del programa “antiinflacionario” del FMI que contribuyó a aumentar la deuda interna entre otras cosas.

​Los acreedores internacionales de Brasil querían asegurarse de que el país permaneciera endeudado indefinidamente en el futuro y que la economía nacional y el Estado fuesen reestructurados en su beneficio, para el pillaje continuo de los recursos naturales y el medio ambiente, la consolidación de la economía de exportación de mano de obra barata y el acaparamiento de las empresas estatales m´s rentables por el capital extranjero, el resultado de esto es que por la gran cantidad de deuda, la propiedad estatal se privatizaría a cambio de la duda, los costos d mano de obra bajarían a causa de la desindexación de los salarios y los despidos, a consecuencia el pueblo sufre porque se empobreció y su calidad de vida bajó de gran manera.

​Una de las principales causas para que esto sucediera fue por supuesto una combinación de la política monetaria intervencionista con privatizaciones al estilo del FMI, agregado a la liberalización del comercio y tasa de cambio flotante. El gobierno brasileño quedó atrapado en un círculo vicioso: la concesión de “dinero fresco” del FMI, requerido para pagar a los bancos comerciales, estaba siendo bloqueada por el grupo asesor que representaba a esos mismos bancos comerciales; era una situación imposible.

​Incluso se dijo que Brasil quería alcanzar un nuevo acuerdo de crédito con el FMI, sin embargo se mencionó que si Brasil quería esto se requerían reformas económicas estructurales que implicaban enmiendas a la Constitución; está por demás comentar que provocó mucha polémica e incluso se acusó al FMI de “intromisión en los asuntos internaos del Estados”.

​El nuevo acuerdo crediticio (de 2 mil millones de dlls) obligaba a Brasil a realizar reformas económicas durante 20 meses. El ajuste fiscal fue que el 65% del gato corriente estaba ya destinado para el servicio de la duda y el FMI estaba exigiendo nuevos recortes del gasto social. Se nombró a un nuevo presidente interino llamado Itamar Franco, con Cardoso cómo ministro de finanzas, (con ideales izquierdistas, pero que se reconoció abiertamente a favor del neoliberalismo). Y fue con éste personaje con quien en 1993 se anunciaron recortes presupuestarios del 50% en educación, salud, desarrollo regional… El “casi” final de este drama fue en 1994, en NY dónde se firmó un acuerdo de “reestructuración” bajo el “Plan Brady”, de 49 mil millones de dólare de deuda comercial. Uno de los resultados de esto fue el desmantelamiento y destrucción de los programas sociales y la desaparición de parte del plan de pensiones del gobierno. A pesar de esto el FMI, convenientemente volvió a reiterar la necesidad de hacerle enmiendas a la Constitución, dónde se permitiera una rápida privatización de Petrobras, y Celebras, las paraestatales del petróleo y las telecomunicaciones.

​En realidad toda esta catástrofe económica lo que había acelerado era la “expulsión” de campesiono sin tierras de las zonas rurales, provocando la formación de una fuerza laboral migratoria y nómada que se desplazaba de un área metropolitana a otra. En las ciudades se desarrolló una “capa de pobreza urbana” (nueva), y miles de trabajadores asalariados y empleados de oficina que hasta entonces habían ocupado áreas residenciales de clase media y baja habían sido desalojados, marginados y socialmente exluídos de los barrios bajos.

Crítica:

​Viendo esta situación ocurrida en los años 90, y de la forma en la que el autor la narra y la cuenta al lector, no cabe duda que fue un verdadero drama para Brasil el haber vivido esto, además el autor nos da esta idea más claramente por la forma de dividir los hechos al contarlos por “actos” cómo si fuera teatro dramático. Sin embargo, vemos que todo ha sido por intereses personales de la gente que está al mando en el país desde el presidente Collor de Mello, hasta que finaliza el drama. Y todos tienen un común denominador y esto es que se hace por intereses personales porque es conveniente la reestructuración del país, además de que se ven los voraces intereses del FMI por ser prácticamente dueño y señor de Estaos cómo Brasil.

​Desgraciadamente quien vemos que sale perdiendo de todo este embrollo es el pueblo. Es el pueblo quien se empobrece, quien tiene peor calidad de educación y a su vez por la falta de ésta se vuelve más ignorante y vulnerable a lo que el gobierno llegue a hacer, y es el mismo pueblo quien sufre de hambre, de falta de recursos tanto en salud, educación, infraestructura y por lo tanto ya no hay clases, ni niveles sociales, sino simplemente hay una clase social alta (la del gobierno y las empresas que se enriquecen) y por otro lado extremo en pobreza: el pueblo llano.

​Estas acciones llevadas a cabo por el FMI han sido muy comunes en los últimos años en dónde al ver al país en problemas con pago de deuda se le aplica un PAE (programa de ajuste estructural) pero por supuesto que a conveniencia del mismo FMI, entre lo que destaca una política monetaria intervencionista, liberalización del comercio y una tasa de cambio flotante, lo cuál aparece bastante conveniente para el FMI pero catastrófico para el país y su población. Básicamente a cómo lo veo, el FMI se apoderó de Brasil durante éstos años, y era quien tenía la última palabra.

​Así, lo que se hizo es que para la “recuperación de los costos” y la “privatización” de los servicios de salud y educación, constituían una forma más “eficiente” de distribuir programas sociales. Esta “microdemocracia” instalada bajo la vigilancia continua de la “comunidad de donadores” cumplía también con el propósito de reprimir el desarrollo de movimientos sociales independientes. Los fondos alemanes financiaban os salarios de los expertos expatriados mientras que los fondos de inversión destinados a manufacturas en pequeña escala debían ser “autofinanciados” por medio de un “fondo revolvente” administrado por la comunidad local.

​Se concluye de manera muy acertada y real, que las “grandiosas” reformas patrocinadas por el FMI contribuyeron a la polarización social y empobrecimiento de todos los sectores de la población incluyendo a las clases medias. De derrumbó la estructura fiscal federal, y existe el riesgo de una inestabilidad en el ejército, violación rutinaria de los derechos humanos fundamentales, violencia urbana y rural y un movimiento secesionista cada vez más sonado ene. Sur. Desde la presidencia de Collor de Mello se ha ido desarrollando un “gobierno paralelo” de facto que se reporta regularmente con Washington, luego con Cardoso en la presidencia, los acreedores tienen el control de la burocracia estatal de sus políticos. En pocas palabras el Estados está en bancarrota y sus fondos están siendo embargados bajo el programa de privatización.

​Es muy lamentable ver la manera en la que un Estado puede caer, asimismo esta es una prueba fehaciente de que no todos los extremos son buenos, sino que debe haber un balance, es cierto con la liberalización del mercado y el neoliberalismo que tanto predica el FMI se tienen muchos beneficios, pero el Estado también debe cuidar a su población, a su soberanía, por lo que no se debe acceder abiertamente y al 100% con éstas políticas, sino debe haber un equilibrio en dónde exista o haya un Estado protector, sin ser cerrado pero tampoco dejar que el FMI (en este caso) tenga absoluta disposición del Estado para lo que quiera cuándo quiera.

Con cada caso más me doy cuenta de que estamos inmersos en un mundo dónde sabemos y estamos concientes de que el neoliberalismo no es la solución ni la respuesta a los problemas políticos y económicos, pero cómo buenos seres humanos que somos, aunque sabemos que no es lo mejor, lo seguimos apoyando, o peor aún… somos parte de este sistema y política queramos o no queramos, y en diferentes grados pero nadie se salva de los voraces intereses del FMI por apoderarse de los Estados, en dónde lo ha conseguido con algunos, y otros se ven renuentes, pero el intento ahí está, así es que la misión que considero tenemos cómo internacionalistas es buscar una alternativa dónde haya un balance entre el cuidado del Estado con sus ciudadanos sin dejarlos en la pobreza, así con el libre mercado, que a pesar de todo no debe de ser tan “libre”.<a href="https://internacionalistanarvaez.files.wordpress.c